• 14 de Agosto, 2018

¡Felicitamos a los nuevos pastores!

Dios bendiga a nuestros amados hermanos, quienes dan un paso al frente en la obra ministerial. Rogamos al Príncipe de los Pastores que los guarde y guíe con su Santo Espíritu en esta labor.

Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.
1 Timoteo 3:1-7

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