Todo lo que hagas se te va a retribuir. En los momentos difíciles, siembra con fe y ve a Dios obrar en tu vida.
Dice en Mateo, capitulo 6, versículo 26 al 33:
“Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis.
¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?”.
Dios dice en Su palabra que no estemos afanados por lo que comeremos o, lo que beberemos o por qué vestiremos; porque Él es el que nos sostiene y siempre tendrá cuidado de toda Su creación. Es muy cotidiano que nosotros, los seres humanos, estemos preocupados por las necesidades que podamos tener y, asimismo, tener preocupaciones.
Además, dice en la Segunda Epístola a los Corintios, capítulo 20, versículo 9:
“Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás”.
El contar con la fe es el primer paso para ver la obra de Dios, reflejada en nuestra vida. Es importante que dejemos de ver con pesimismo; hay que hacer que lo espiritual se refleje y estar contentos de las maravillas que Dios va a hacer.
Cuando Dios te bendiga, siembra con una buena acción a esa persona que esté en una situación peor que la que te encontrabas. En esto podrás ver cómo obra el amor por el prójimo, y cómo tu alma se alegra de ayudar a esa persona.