La santidad es el estilo de vida que Dios quiere para nosotros, sus hijos. Por lo cual, dice en Su palabra: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14-15).

La paz es un requisito para morar con Dios porque Él es Santo. Y Él mismo santifica las vidas para que estén óptimas para servirle.

En 1 Corintios 6:9 dice: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”.

Esta palabra de Dios es muy clara para que no haya ninguna excusa, todo está revelado porque el amor de Dios es muy grande; por eso nos dio esta Santa Palabra. No se puede sembrar para la carne, y segar la vida eterna.

Dice en Gálatas 6:7: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.

Es por eso que todo lo que hagamos aquí en la tierra está relacionado con la eternidad, un día todo lo de este mundo acabará, por eso no hay que enredarnos e ir en dirección de la corriente de este mundo, sino hay que entender la guía que es la palabra de Dios.

El tiempo que vivamos en la tierra es para prepararnos y estar aptos para el cielo. Vivir íntegramente, ser personas con un buen testimonio en la sociedad. Dice en Romanos 6:22: "Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna".

Y en 1 Pedro 2:9: “Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable". Todo esto somos para Dios cuando nuestra vida es regenerada por el Todopoderoso.

Por otro lado, hay que tener un celo por las cosas de Dios, basados en las Sagradas Escrituras, porque todos los elementos de la Iglesia están consagrados para el servicio a Él.