Estamos viviendo en tiempos difíciles, ahora es cuando tenemos que mantenernos en la presencia de Dios, caminar dirigidos por Él, como corresponde a todo cristiano verdadero; ser íntegros.
En la época que estamos viviendo es cada vez más difícil retener los principios cristianos. El enemigo sabe que le queda poco tiempo. Tenemos que retener lo que hemos obtenido, para que nadie nos quite nuestra corona.
La astucia del mal no mira clase social, no hace diferencia. Hay muchos que vienen a la iglesia, pero no ordenan sus vidas delante del Señor; ahí es donde se peligra la situación.
Porque como dice en Mateo 7:21: "No todo el que me dice: 'Señor, Señor', entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos".
No todos los que dicen ser cristianos, lo son, decir que son cristianos no los hace verdaderos hijos de Dios.
Antes de decidir algo tenemos que orar, estar seguros de que Dios nos ha respondido, hay que dejar que Él guíe nuestra vida y que cierre las puertas que son destructivas, porque si no se hace así, se pueden tener consecuencias. Solo así nuestra familia estará parada sobre la Roca.
Para ser luz en medio de las tinieblas, hay que abandonar el pecado, solo así puede tener santidad, consagración y un buen testimonio. Hay que ser íntegros delante del Señor.
Hay que tener mucho cuidado con nuestra familia, debido a que hay diferentes situaciones que pueden poner a prueba o provocar situaciones difíciles.
Hay normas y principios para la familia cristiana, se tienen que guardar, ser testimonio para los hijos, predicar con el ejemplo. Así mismo, entre el esposo y la esposa tiene que haber respeto, consideración, amor y humildad.
Tenemos que saber que es imposible que no haya dificultades o situaciones difíciles, pero eso no quiere decir que por eso vamos a tomar decisiones equivocadas, yendo en contra de los principios y valores bíblicos.